miércoles, 9 de mayo de 2012

PREMIO "VIII CONCURSO DE RELATOS CORTOS" en la Feria del Libro de Cáceres, para Mª ISABEL DURÁN HERNANDEZ

Nuestra querida y antigua alumna Mª ISABEL DURÁN HERNÁNDEZ ha sido la ganadora, este año,  del "Concurso de Relatos Breves" que ha convocado La Feria del Libro de Cáceres, en la Modalidad B para alumnos de 3º y 4º de la ESO y Bachillerato. Mª Isabel cursa actualmene 4º de la ESO en el IES "Norba".

¡Enhorabuena Isabel! y sigue escribiendo, que esto... ¡promete!


  A continuación podeis leer el magnifico relato que presentó y con el que  ha alcanzado  este bonito premio.


ANTÍGONA

Todo quedó reducido a cenizas. Miles de las más impresionantes historias y cientos de vidas encontraron el final aquel funesto día. La Muerte y la Destrucción se abrieron paso por las grandes puertas de la Biblioteca para acabar con los sueños de tantas personas. En cuestión de horas comenzó  una nueva época de ignorancia y oscuridad. Fue el fin de Alejandría.
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No fue difícil encontrarla, su cúpula se veía por encima del resto de edificios. Pronto me hallé ante aquella grandiosa entrada al saber y nada más cruzarla supe que aquél era mi hogar. Anduve hasta el centro de aquella enorme sala para poder contemplar lo que me rodeaba.
Miles de estanterías repletas de volúmenes se alzaban orgullosas por toda aquella estancia. Cada uno de esos tomos me llamaba para adentrarme en la historia que narraban sus hojas. Parecía imposible que aquello hubiese sido creado por alguien. La exquisitez de las columnas talladas cuidadosamente en piedra maciza, el tono dorado de la cúpula adornada con esculturas maravillosas que jamás viera el hombre, todo invitaba a permanecer hasta que memorizara cada rincón de esa impresionante biblioteca.
Pero pronto me acordé de lo que me había llevado hasta allí. No me iría sin  leer “Antígona” de Sófocles, aunque pareciese difícil de encontrar.
Sin más demora lo busqué en la estantería cercana pero al fracasar en el intento decidí preguntarle a un hombre cargado con volúmenes.
- Perdone, ¿sabría usted dónde puedo hallar los tomos de Sófocles?
- Todos los documentos están colocados según el tema y el autor. Búsquelo por orden alfabético - después de decir eso se giró marchándose. Cuando por fin había encontrado el estante de Sófocles, una densa nube de humo lleno la sala.
Empezó a hacer calor  y al darme la vuelta vi como, lenguas de fuego devoraban cualquier documento que hubiese a su paso. El fuego, al igual que la muerte, no hacía distinciones. El hombre al que había hablado antes se lanzó, sin pensárselo dos veces, a intentar rescatar algunos de los libros que amenazaban con ser destruidos pero las llamas pudieron con él y con tantas otras personas que su amor por la cultura les llevó a arriesgar su propia vida.
Estaba paralizado, no sabía como debía responder en aquella situación pero los empujones y gritos de los hombres que luchaban desesperados en su intento de vencer a la destrucción me llevaron de vuelta a la realidad. Mis movimientos estaban mecanizados, la mente no me respondía, por lo que lo único que podía hacer era imitar a los demás rescatando todos los volúmenes que estaban a mi alcance. Algunos estantes se fueron vaciando y otros fueron quemados en el imparable avance del fuego.
El aire se volvía denso, cada vez era más difícil respirar. Me dolían los pulmones y a cada segundo que pasaba sentía como mi final se acercaba. Las piernas me pesaban. El sueño me iba invadiendo pero no pensaba desistir. Seguí cogiendo tomos hasta que las piernas me fallaron. Ya no tenía fuerzas para luchar. Los párpados me ardían y se me iban cerrando. A quince pasos de mí el manuscrito de  “Antígona” se fundía en una danza con el fuego. Caí y temí que fuese para siempre.
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Todo quedó reducido a cenizas. Miles de las más impresionantes historias y cientos de vidas encontraron el final aquel funesto día. La Muerte y la Destrucción se abrieron paso por las grandes puertas de la Biblioteca para acabar con los sueños de tantas personas. En cuestión de horas comenzó  una nueva época de ignorancia y oscuridad. Fue el fin de Alejandría.

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